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El sueño es aliado de tu memoria

¿Sabías que el sueño juega un papel fundamental para tu memoria y tu estabilidad emocional?

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El sueño es aliado de tu memoria
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La mayoría de las personas saben que la calidad del sueño afecta frecuentemente su humor. Pero, ¿de verdad estamos conscientes del impacto que tiene la calidad de nuestro descanso a corto o largo plazo en la consolidación de nuestra memoria?

Pasamos un tercio de nuestra vida en nuestras camas. Pero, con el ritmo de vida que tiene nuestra generación, las personas sacrifican sus horas de sueño para ser más productivas, o para hacer cosas que no se pueden hacer durante el día. Pasar las noches viendo películas y series puede ser divertido, pero la frase "dormiremos cuando estemos muertos" no debería ser una regla en nuestras vidas.
Para poder aprovechar al máximo estos días hay que respetar nuestros ciclos de sueño, y para ello una buena cama, y ​​un buen colchón, es indispensable.
Nuestros días están determinados por un ritmo, impuesto por la presencia y ausencia del sol. Y nuestro cerebro pasa por un ciclo similar durante la noche, en el que funcionan diferentes partes de nuestro consciente y nuestro subconsciente. Nuestro sueño se divide en varios ciclos, y cada ciclo de sueño dura aproximadamente 90 minutos.

Sueño NREM y REM

En una noche de sueño promedio, de 8 horas, una persona tiene entre 4 y 6 ciclos de sueño. A lo largo de estos ciclos atravesamos dos etapas diferentes y muy importantes: la etapa NREM y la etapa REM, la primera suele corresponder al 75% de nuestras noches, pero al final de la noche nuestro cerebro se activa poco a poco y aumenta la fase REM. Al final de la noche comenzamos a segregar corticotropina, una hormona del estrés, que prepara a nuestro cuerpo para entrar en estado de vigilia.

Ciclos del sueño

Nuestras noches comienzan con la etapa NREM, pasamos por un proceso de sueño ligero y lento, este es el período en el que el cuerpo aún está consciente de su entorno, podemos creer a menudo que aún estamos despiertos, pero es la primera fase que atravesamos cuando nos dormimos. En esta etapa solemos mezclar sensaciones externas con sueños. Una de las experiencias más habituales es la sensación, sueño, de una caída que a veces nos hace despertar.
Cuando comenzamos a quedarnos dormidos nuestra conciencia es capaz de reconocer el espacio que nos rodea, pero poco a poco comenzamos a perder esta noción. El uso de una buena cama es fundamental en esta fase para que te puedas dormir sin problemas, ya que existen factores externos que pueden interrumpirla fácilmente.
A esta fase le sigue un sueño lento y profundo. Los sueños de esta fase están relacionados principalmente con nuestra vida diaria, nuestras experiencias y pensamientos recientes. Gracias a esta parte del sueño logramos consolidar estas experiencias. Seguida así de un sueño profundo y reparador, llegamos a una de las etapas más importantes de la noche. Es en esta etapa que el cuerpo se recupera. Nuestra temperatura corporal baja y nuestra actividad cerebral también disminuye.
Finalmente al final de la madrugada llegamos a la etapa más larga de la fase REM, la fase más conocida porque se caracteriza por una alta actividad cerebral, y esto conduce a más sueños. Estos sueños juegan con las nociones y percepciones que tenemos del mundo y de la realidad, suelen ser sueños muy simbólicos.
Gracias a estos tipos de sueño, “sueño ligero lento”, “sueño profundo lento (muy recuperador)” y “sueño paradójico” (REM), nuestro cuerpo y nuestro cerebro son capaces de descansar, pero también de consolidarlo. que vivimos durante el día.

Gran parte de estos ciclos dependen de condiciones externas que determinan nuestro sueño. Especialmente al comienzo de la noche. Estas diferentes fases no solo sirven para la recuperación de nuestro cuerpo, sino también para la estabilidad de las condiciones emocionales y cognitivas de nuestra vida psicológica.

La importancia de las fases del sueño en la memoria

Estas dos fases, NREM y REM, juegan así un papel fundamental en la consolidación de nuestra memoria. Es a través de estos pasos cíclicos que podemos desarrollar y consolidar nuestra memoria a largo plazo.

¿Cómo consolidamos la memoria mientras dormimos?

Cuando dormimos pasamos por varios procesos de consolidación. Se podría decir que nuestro cerebro empieza a revisar nuestro día, como si fuera un libro, y consolidamos tanto nuestra memoria explícita como nuestra memoria implícita. La memoria explícita se refiere al almacén consciente de informaciones, eventos, situaciones y experiencias específicas. Esta primera se divide en dos, la memoria episódica, vinculada a los hechos y episodios de nuestra vida, y la memoria semántica, formada por toda la memoria explícita que no está directamente vinculada a nuestra biografía o nuestras experiencias. Podemos decir que esta también incluye la información retenida o aprendida fuera de nuestra propia experiencia física, a través de la lectura, un curso, etc.
La segunda, la memoria implícita, está relacionada con un proceso de memoria inconsciente, directamente relacionada con nuestra cognitividad y nuestras habilidades motoras. Nos permite actuar y realizar nuestras tareas diarias sin necesidad de pensar en ello, por lo que nos referimos a “habilidades”, como escribir, hablar, andar en bicicleta, cepillarnos los dientes, caminar.

La privación del sueño REM tiene un impacto muy fuerte en el estado de ánimo, pero cuando se trata de la privación total de nuestros ciclos de sueño encontramos problemas cognitivos, podemos tener problemas de expresión, podemos sentir que olvidamos palabras, incluso podemos interrumpir la consolidación y retención de la información aprendida durante el día.

Se reconoce en varios estudios que la falta de un buen sueño interfiere con la mejoría de condiciones si se padece depresión o ansiedad. Las personas que sufren de trastorno de estrés postraumático o depresión mejoran sus síntomas cuando mejoran sus ciclos de sueño. La consolidación de la memoria de hechos y experiencias recientes permitirá un cambio positivo de nuestra percepción del mundo, tanto a corto como a largo plazo.

El sueño reparador posibilita hoy la estabilidad emocional y la resistencia de nuestras capacidades cognitivas y motoras, gracias a estos procesos de consolidación de nuestra memoria a largo plazo.
Esto conduce a una vida mejor, una mejor salud física y psicológica.
Entonces, ¿qué se debe tener en cuenta para dormir bien?

Homeostasis: la clave está en tu colchón, de látex.

Para poder pasar por todas estas fases y poder contar con un sueño reparador debemos dormir en un entorno ideal. La homeostasis es posible gracias a factores externos y a los ritmos circadianos de nuestro cuerpo.
Cuando dormimos, nuestro cuerpo intenta reducir su temperatura para garantizar todas las funciones de nuestro cuerpo y alcanzar una temperatura óptima que nos permitirá alcanzar nuestros ciclos de sueño. Pero si el cuerpo no puede encontrar esta temperatura, nos despertaremos e interrumpiremos nuestro sueño. Es por esta razón que el entorno en el que dormimos es clave para asegurar la calidad de nuestro sueño.
Una de las cosas imprescindibles a la hora de dormir es el uso de un buen colchón que respete el proceso natural de nuestro cuerpo. Al evitar la sudoración y permitir la circulación del aire a nuestro alrededor, estamos cuidando de nuestra salud, tanto mental como física.

El látex natural es transpirable, asegura comodidad y un ambiente ideal. Mediante el uso de un colchón de látex 100% natural podrás darle a tu cuerpo la posibilidad de seguir su ritmo de forma natural, en un entorno natural.

Es por ello que te recomendamos que utilices un colchón de látex natural. Porque al elegir un colchón de látex estarás cuidando tu memoria, y tu vida.
Si quieres saber más sobre los colchones de látex natural lee nuestro artículo sobre las ventajas e inconvenientes de comprar un colchón de látex natural. 

El equipo Kipli.

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